sábado, julio 18, 2009

Sin trampas



Cuando ella murió me abrazaste. Fuerte. Después me miraste como preguntándome "¿y ahora qué?".

No sé qué viene ahora. No lo sé. Juro que esta vez no hice trampas y de verdad no sé cómo termina la historia.

El miércoles, cuando encontramos por casualidad esa hoja escrita por ella y vos la miraste como quien descubre un tesoro me di cuenta que hay muchas cosas que no sé de vos. Que no sabía sobre ese cofre en el que guardás todo lo que ella te dio. Que no sé cómo hacés para seguir. Que muchas veces me olvido de que sos chico. De que no tenés armas. De que quienes te rodean dificultan bastante las cosas.

Y entonces, tuve ganas de abrazarte. De decirte que no importa lo que te digan. Que si sentís la necesidad de guardar sus cosas, no dudes en hacerlo. Esas cosas que para vos significan tanto porque fueron de ella, de alguna manera forman parte de lo que sos. Esas cosas te diferencian de los demás. Y de mí. También.

Solo puedo repetirte aquello que te dije en ese momento: contá conmigo. Contá conmigo siempre.

1 comentario:

Andrea dijo...

Por qué no has vuelto a escribir?