lunes, julio 13, 2009

Eso


Uno puede dedicarse a vivir. Ser una hormiga gigante caminando por Once o por Florida. Podés llegar a tu casa y encender la tele. O prender la compu y quedarte horas haciéndole inútiles zancadillas al tiempo. Todo puede fluir en la más penosa armonía. Una armonía casí mecánica. Previsible. Cruel, a veces, pero previsible.

En eso estoy, casi siempre. Hasta que alguien se apiada de mí y me muestra que no. Como aquel amigo de la primaria que me invitó por primera vez a un asalto. Alguien te habilita otras formas. Otras maneras. Otro universo intangible y tan real como éste de calles y edificios.

Siempre supe que quería estar acá. No sé por qué, pero además de quererlo siempre lo tomé como un destino cierto. Quise y supe que iba a terminar acá, en este lugar en el que me siento cómodo y los problemas son tan difíciles de resolver que me resultan propios.

Entonces, ahí andaba yo, tachando futuros posibles cuando llegó el llamado. Ése que siempre esperé. Alguien me dijo: "¿Es esto lo que querés? Tomá, ahí lo tenés". No sé quién fue. Sólo sé que con ese gesto me dijo muchisimo más. Tal vez aún más de lo que estoy capacitado para comprender.

1 comentario:

Jorge Luis Blorges dijo...

¿Acá? ¿Dónde?
Lo de andar tachando futuros posibles me resulta muy familiar y divertido. A veces.