
Íntegramente pintado de una tristeza plateada miro y me descubro ajeno. Siempre ajeno.
No me resulta fácil encontrarme debajo de las sábanas. No sé quién soy cuando me visto.
Extraño las tardes soleadas.
El amor lavado y la lluvia y las lágrimas.
Extraño la música y las musas.
Y la parte en que me violento y doy portazos.
Extraño el momento en que me pierdo y doy vueltas hasta que se me acalambran las piernas.
Y el frío académico en San Telmo.
Y las noches anotadas artesanalmente.
Y el casi nunca de un amor imposible que me lamía la cara.
Y la persecución como juego.
Extraño a mi amigo de oriente. Recortar con el las figuras de sus libros.
Y a ella que se fue y no se va nunca. Sus ojos. Nuestras miradas.
Y extraño las noches en que no dormía.
Y los duelos sin que hubiera muertos.
Y copiarme en los exámenes de geografía.
Extraño los paseos en auto.
Abro puertas ajenas a personas que no conozco. Ya no soy. Estoy, apenas. Solo soy cuando te tengo.
No me resulta fácil encontrarme debajo de las sábanas. No sé quién soy cuando me visto.
Extraño las tardes soleadas.
El amor lavado y la lluvia y las lágrimas.
Extraño la música y las musas.
Y la parte en que me violento y doy portazos.
Extraño el momento en que me pierdo y doy vueltas hasta que se me acalambran las piernas.
Y el frío académico en San Telmo.
Y las noches anotadas artesanalmente.
Y el casi nunca de un amor imposible que me lamía la cara.
Y la persecución como juego.
Extraño a mi amigo de oriente. Recortar con el las figuras de sus libros.
Y a ella que se fue y no se va nunca. Sus ojos. Nuestras miradas.
Y extraño las noches en que no dormía.
Y los duelos sin que hubiera muertos.
Y copiarme en los exámenes de geografía.
Extraño los paseos en auto.
Abro puertas ajenas a personas que no conozco. Ya no soy. Estoy, apenas. Solo soy cuando te tengo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario